Mi cumple adulto
Desde muy muy pequeña, el día de mi cumple era el mejor de todo el año, sin duda. Semanas antes me entraban los nervios, quería que todo el mundo disfrutara de “mi día” tanto como yo.
Empezaba por hacer la lista de invitados de la clase del cole. Qué difícil! No quería dejar
a nadie fuera, pero mis padres me decían que a todos no podía. Y claro, los que no te caían demasiado bien, pero te habían invitado al suyo, no “debían” quedar fuera de la lista por mucho que te apeteciera 🙂
Días antes, ya con todas las invitaciones entregadas en el recreo, aumentaban los nervios: cómo sería la fiesta, si lo pasaríamos genial, si nevaría, llovería o podríamos disfrutar del cumple al aire libre, en el jardín (cumplo en Enero!), o si la música elegida les gustaría a todos.
Si el día D caía entre semana, llevaba una gran bolsa de sugus a clase y repartía todos en el recreo. Eso me encantaba!! Y lo hice hasta muy mayor 😉
La fiesta era siempre muy divertida, así la recuerdo. Jugábamos sin parar. Venga a correr y soltar adrenalina! La merienda: medias noches de salchichón y chorizo con mantequilla, jamón y queso, foiegras de la tapa negra, sándwiches, gusanitos, patatas, fanta de naranja y limón… Muy tradicional, la típica de los 80 y 90. Por supuesto, no podía faltar la súper tarta de galletas y chocolate!
No pasaba un año sin que hubiera música. Bailábamos, y las mejores amigas siempre teníamos alguna coreografía con nuestra canción preferida!
Cada año lo pasábamos pipa y yo me sentía la persona más importante y querida del planeta!
Recuerdo perfectamente cuando en mitad de la noche me despertaba una pesadilla, y mi madre siempre me decía: “sueña que mañana es tu cumple, y ya verás qué bien!”
Lo mejor de todo es que a día de hoy esto sigue siendo así, me sigo sintiendo igual cada año! Y solo espero que no cambie nunca. En la época de la universidad era algo más complicado porque siempre caía en semanas de exámenes, y si no tenía uno ese día, era el día anterior o siguiente, y poco podía celebrarlo.
Tengo la suerte de tener una familia que siempre le da mucha importancia a los cumples, así que intentamos hacer sentir especial al cumpleañero/a.
Y cómo no, alguna celebración sorpresa total he tenido. Como mi 30 cumpleaños. Jamás se me olvidará.
Familia y amigos me sorprendieron como nunca con una fiesta temática de disfraces y con un Pasapalabra en toda regla. Me quedé sin palabras, aunque gané el rosco, jajaja!
Creo que todas las personas, niños y adultos, debemos mantener esa chispa, esa ilusión, esa magia, esa emoción por nuestro cumpleaños. Y, sobretodo, dar gracias por poder cumplirlos, y más si es rodeado de la gente que quieres. Es una suerte y un privilegio. Espero que en todos los cumples que me quedan siga sintiéndome tan especial y protagonista.
Lo único que me da pena y que me doy cuenta ahora que me he convertido en madre hace 20 meses, es que cuando es el cumple de alguien, solo felicitamos a esa persona, y nunca a su madre, tan importante y olvidada. Para mi, el día que nació mi hija fue el día más especial y mágico de mi vida, y me imagino que el día que vuelva a tener otro hijo/a sentiré lo mismo. Así que yo me autofelicité cuando mi niña cumplió su primer añito, y lo seguiré haciendo cada año.
¡FELIZ CUMPLE A TODOS LOS QUE ME HABÉIS LEÍDO! ¡Y A VUESTRAS MADRES!
Escrito por Leticia Sarabia