Salubilidad: Gripes y Catarros
Lo primero, dar las gracias al Maestro. Mucho de lo que os voy a contar tiene su inspiración en lo escrito por mi admirado Jesús Martínez (tiene un blog y un grupo de Facebook, y es de esos pediatras comprometidos que hay en la Atención Primaria de éste país, os dejo un enlace a su página: http://elmedicodemihijo.com/). ¡¡Confieso que le he robado hasta el muñequito griposo que me ha encantado!!
¿Cuál es la diferencia entre un catarro y una gripe, y qué tenemos que hacer en cada caso?
Lo cierto es que en el vocabulario popular se llama gripe a cualquier catarro y catarro también a la gripe, y en el fondo son términos que se podrían intercambiar, la diferencia es menor para la población. Al fin y al cabo un catarro cursa con tos, mocos y a veces fiebre, y la gripe en general con fiebre, mocos y a veces tos, así que distinguir ambos es más un tema de epidemiólogos y a veces de políticos, también de periodistas que se alarman y de laboratorios farmacéuticos que tienen que vender sus reservas acumuladas. Es lo que pasó con la famosa gripe A, que se hizo famosa entre otras cosas porque cierto medicamento (que ya era bastante inútil para la gripe normal) se caducaba y había que venderlo.
La gripe es un cuadro que se da en todas las edades, afecta de manera preferente a los niños, por varias cosas: comparten mocos en la guarde y en el cole, se lavan menos (o peor) las manos (sí, resulta que la mejor manera de prevenir el contagio de la gripe es lavarse las manos, ¿curioso, verdad?)…
Pero a lo que vamos: ¿Es importante saber si mi hijo tiene una gripe o un catarro? Pues la verdad es que no, porque el tratamiento en ambos casos es el mismo.
Tanto la gripe como los catarros simplemente necesitan mimos, contacto, reposo, mucha agua, y si aparece fiebre, según sea de alta la fiebre y según sea el estado general del niño, la podemos pasar con pañitos templados y desnudando al peque, o dando una dosis de paracetamol. Para la tos, en niños mayores de un año, podemos utilizar el típico “jarabe de la abuela”: medio vaso de agua de cocer cebolla, medio vaso de zumo de naranja o limón, y una cucharada generosa de miel. Mucho mejor que cualquier jarabe antitusígeno (que además de no servir para nada, pueden tener efectos secundarios indeseables).
El problema con los catarros y las gripes es que muchas veces nos surgen dudas ¿Qué tengo que hacer?¿voy al médico no sea que se le baje al pecho?¿….?
El no saber genera incertidumbre y ansiedad, así que es labor de los médicos dar seguridad con nuestros diagnósticos, “su hijo tiene un catarro, basta con que le deje en casa uno o dos días y le de mucha agua”. Tenemos que aprender que los mocos son aliados y la tos una defensora de bronquios y sistema respiratorio. Propongo hacernos amigos de los mocos reivindico su utilidad y beneficio, dejemos de verlos como al enemigo. No son ellos.
El enemigo es el empresario que nos exige ir despiertos a trabajar después de una noche de toses, el enemigo es la poca paciencia de esta vida tan ajetreada, estas prisas autoimpuestas que nos hacen querer mejorar de un día para otro. Las toses, los mocos, los catarros y las gripes sólo nos recuerdan que el cuerpo necesita descansar, que el niño necesita más horas con nosotros y menos en la guarde o el cole, que nosotros necesitamos alejarnos unos días del cutre del jefe que nos ha dejado sin paga extra… Vamos a hacernos amigos de los mocos y las toses, ¡que llega el otoño!.