Remedios naturales para enfermedades comunes
Como dice el doctor Mendelsohn en su estupendo libro: “Cómo criar un hijo sano a pesar de su médico”, los principales agentes de salud de un niño deberían ser sus progenitores. La mayoría de las enfermedades infantiles pueden ser tratadas adecuadamente en casa, y en este taller quiero daros unas breves pautas de tratamiento y actuación generales para enfermedades comunes.
Las enfermedades son, en general, avisos de nuestro cuerpo. Nos indican que necesitamos descansar, frenar el estrés habitual, mejorar nuestras relaciones interpersonales, en el fondo, ser más felices, pues esto favorece el buen comportamiento de nuestro sistema inmunológico. Hay autores que niegan la existencia de enfermedades, hablan de la salud como el estado óptimo del cuerpo, cualquier estado subóptimo sería equivalente a enfermedad.
La principal causa de enfermedad en niños y adultos son las infecciones virales. Catarros, gripes, gastroenteritis y conjuntivitis son las más frecuentes. Ninguna infección viral responde a antibióticos, y en todas ellas el principal tratamiento será que el niño repose y reciba una ración extra de mimos en casa.
El estrés provoca alteraciones en el sistema inmunológico, y los niños son especialmente sensibles al estrés. Los niños más pequeños sufren estrés simplemente al ser separados de sus madres, y por eso lloran. La mejor manera de disminuir enfermedades en los primeros meses del niño es aumentar el tiempo de contacto con un adulto, preferiblemente mamá, pero también papá, los tíos, los abuelos… Cuanto más tiempo pase un niño en los brazos de los adultos, menos enfermedades va a tener en sus primeros meses. Comprendo que esta afirmación les parecerá exagerada, o falta de rigor científico, ya que multitud de expertos han dicho lo contrario (y salen en la tele, que eso siempre es importante)… Pero puedo aportar estudios científicos que confirman mi postura:
Los bebés y institucionalizados y el retraso en el desarrollo
En 1915, el Dr. Henry Chapin un pediatra de Nueva York, reveló que los bebés internados en instituciones en diez ciudades diferentes en los Estados Unidos tenían una tasa de casi el 100% de muerte a pesar de los alimentos y la atención médica, morían por lo que los médicos llamaron “falta de crecimiento” o ” marasmus”- consumiéndose (Montagu, 1986, 97).
Cuando se realizaron estudios para determinar las causas reales del marasmo, dónde y por qué ocurrió, se constató efectivamente que se producía “con bastante frecuencia con los bebés que se encontraban en las “mejores” viviendas, hospitales, e instituciones y entre los bebés que recibían la “mejor y mayor atención” (Montagu, 99). Se hizo evidente que era en realidad en los hogares más pobres, donde a pesar de que las condiciones de higiene frecuentemente no eran buenas, los niños estaban prosperando.
La diferencia era que las madres más pobres fueron las que cogieron, acariciaron, y amamantaron a sus bebés. Cuando las instituciones médicas comenzaron a reconocer este hecho, algunos hospitales convirtieron en norma que las enfermeras fueran a “coger a los niños, llevarlos por el entorno y ser “madre de ellos”, por lo menos tres veces al día. Como resultado las tasas de mortalidad se redujeron drásticamente. (Montagu, 99).
El tacto es tan importante para el desarrollo saludable de un niño que la falta de estímulo y contacto provoca que grandes cantidades de cortisol, la hormona tóxica del estrés sea liberada. Los altos niveles de cortisol en la sangre no sólo representan un impacto negativo en los niveles de la hormona del crecimiento sino que también repercuten negativamente en la función inmunológica.
El Grupo de Investigación del desarrollo de la Psicobiología en la Universidad del centro médico de Colorado informó de cómo los monos separados de sus madres durante un breve período de tiempo dejan de producir leucocitos para combatir las infecciones. Cuando se reúnen con sus madres su sistema inmunológico vuelve a la normalidad y empiezan a producir leucocitos de nuevo. (Montagu, 199)
Así, el primer “remedio natural” del que hablo es el CONTACTO. Y los bebés necesitan contacto todo el día… y toda la noche.
La fiebre:
Uno de los síntomas que más asusta a los padres y madres… y sin embargo la fiebre tiene su sentido, y el cuerpo la utiliza porque nuestro sistema inmunológico funciona mejor a partir de 38ºC, mientras que virus y bacterias disminuyen su actividad cuando sube la temperatura. Parménides decía que si tuviera la capacidad de producir fiebre, curaría todas las enfermedades. En general, como casi todo de lo que vamos a hablar hoy, la fiebre precisa reposo, contacto e hidratación. Las últimas investigaciones de Nils Bergman han demostrado que, cuando el niño y la madre están desnudos, piel con piel, la temperatura de la madre cambia para ayudar al niño a regularse, y tanto puede enfriarse como calentarse, hasta dos grados,para equilibrar la temperatura del niño.
La hidratación también es esencial, y debe ser con leche materna, si el niño todavía mama, o con zumos o limonada con miel, ya que la fiebre “gasta” el azúcar de la sangre y una hipoglucemia provoca un aumento de acetona, con vómitos y somnolencia.
Catarros y gripes:
Básicamente tienen las mismas necesidades: Hidratación, vahos, zumo de naranja si el niño tiene más de 4 meses, zumo de naranja con miel si tiene más de un año. Cuando tienen fiebre, dar antipiréticos sólo si la fiebre supera los 38.5ºC, hasta esa temperatura, es mejor poner paños tibios o bañar al niño para refrescarle.
Como os decía antes, son muy importantes los mimos y el reposo. Desnudar al niño y ponerle piel con piel con la madre, puede ayudarle a regular la temperatura y es muy recomendable a cualquier edad, y sobre todo en los bebés más pequeños. Es frecuente que durante los catarros los niños no quieran comer. NO HAY QUE FORZARLES A COMER, si beben y se hidratan, su cuerpo irá respondiendo a la fiebre adecuadamente, y el catarro tardará menos en curarse.
Gastroenteritis: Diarreas y vómitos:
Cuando un niño tiene diarrea suele ser suficiente con hidratarlo y no forzarle a comer. No hay que hacer nada más, la propia diarrea es la mejor cura para la gastroenteritis, es la manera que tiene el cuerpo de eliminar al virus que le está haciendo daño. ¿Cuándo tendría que evaluar el pediatra una diarrea? Sólo si se mantiene más de 5 días, si aparece sangre o pus en las cacas, y si el niño no bebe ni se hidrata. Si la fiebre que suele acompañar a las gastroenteritis se mantiene más de 3 días, también sería bueno que el pediatra evaluara al niño.
Cuando un niño tiene vómitos lo ideal es hacer reposo gástrico (en los niños mayorcitos), y dejarlo al menos una o 2 horas sin tomar nada, luego se puede iniciar tolerancia con sólidos suaves (miga de pan, yogur), y si tolera sólidos, iniciar los líquidos a cucharaditas (agua sola, limonada casera, suero…).
A los niños que aún toman pecho, se les puede dar de mamar aunque vomiten, la leche materna tiene sustancias que van a ayudar a frenar los vómitos y a mejorar el estado general del niño.
¿Cuándo hay que valorar a un niño con vómitos? Si no tolera nada a pesar del reposo gástrico y el niño tiene mal estado general, ya que hay riesgo de deshidratación.
Conjuntivitis:
La mayoría de las conjuntivitis son virales, sobre todo al inicio, y lo único que precisan es una adecuada higiene ocular (lavado de ojos con agua hervida, suero, o agua de manzanilla clarita). Es muy eficaz la leche materna, pues contiene IgA que protege la mucosa del ojo y evita la sobreinfección por bacterias. Los colirios de eufrasia que venden en los herbolarios también son una buena opción.
¿Cuándo debería verla el pediatra? Si tras 3-4 días de lavados oculares cada 8-6 horas, persiste legaña espesa, de color amarillento o verdoso, y sobre todo si el ojo se hincha o duele.
Eccemas:
La mayor parte de las alteraciones de la piel en los niños pequeños tienen que ver con la sequedad, y en nuestro medio con un exceso de higiene, sobre todo un excesivo uso de jabones, suavizantes, y perfurmes.
Un bebé no debería bañarse todos los días, y menos con jabón. El exceso de jabón reseca la piel y puede propiciar la aparición de eccemas y dermatitis con problemas de atopia…)
Los menores de un año pueden bañarse cada 2 o 3 días, preferiblemente con un chorrito de aceite de oliva virgen extra en el baño, sin jabones. Si queremos usar un jabon, busquemos un oleogel (que sea más aceite que jabón) y con ingredientes naturales. Ningún producto para bebés debería tener perfumes.
MUY IMPORTANTE: EVITAR COLONIAS, PERFUMES O SUAVIZANTES EN LA ROPA QUE ESTÉ EN CONTACTO DIRECTO CON LA PIEL DEL BEBÉ. Deberíamos usar bicarbonato o un detergente ecológico para lavar la ropa del bebé.
Esta ropa debería ser de algodón, lino u otros tejidos naturales y preferiblemente sin colorantes (o con tintes naturales).
Cuando hay un eccema, lo ideal es usar aceite de oliva, sésamo o de almendras (de primera presión en frío y sin perfumes) y dar un pequeño masaje al menos dos veces al día en la zona. Si no acaba de mejorar, acudir al pediatra, sobre todo si el niño se rasca mucho y el eccema es muy molesto.
Si el eccema supura, se le puede poner áloe vera, pero no lo aconsejo en eccemas secos, pues el áloe reseca la piel.
Aftas orales:
Lo normal es que se curen solas, sólo precisan higiene de la zona (cepillar bien el fondo del afta después de las comidas), también es muy útil el áloe vera puro, que impide la infección por hongos y crea una película protectora, el problema en los niños pequeños es que está muy amargo. Puede ser útil la arcilla verde (se encuentra en herbolarios).
Estreñimiento:
Hablamos de estreñimiento cuando hay heces duras, duele cuando defecamos y provocan incomodidad en el niño. NO es estreñimiento 2,3, hasta 4 días sin hacer caca en un bebé de 2-3 meses alimentado con leche materna, que tras los días sin deposición, realiza una deposición de consistencia normal.
Para tratar el estreñimiento son fundamentales 3 cosas, y además en este orden:
1.- Agua. Un niño debería beber al menos litro y medio de líquidos diarios, al menos un litro debería ser exclusivamente agua (o leche materna)
2.- Ejercicio: Para que el ritmo intestinal sea adecuado tenemos que movernos: Caminar, correr, bailar…
3.- Fibra: Todos los días hay que comer algo de fruta y verdura. Pero la fibra, si no hay suficiente cantidad de líquido, consigue el efecto contrario al esperado, las heces se vuelven aún más duras y difíciles de expulsar. En el momento de retirada del pañal es fundamental preguntar al niño a menudo si tiene ganas de hacer caca y ponerlo en el servicio en cuanto lo pida. Evitar que el niño se retenga, pues es el momento en que todos “aprendemos” a estreñirnos.
Autora: Teresa Escudero Ozores, Médico de familia, doula.
Libros y recursos recomendados:
Cómo criar un hijo sano a pesar de su médico. R. Mendelsohn, se puede descargar en internet. (no estoy de acuerdo con su postura ante las vacunas, pero me encanta su visión de la medicina en general y de la pediatría en particular)
Comer, lactar, amar. Carlos González. (compendio de sus tres libros)
Método de reflexología podal infantil de Ángeles Hinojosa: http://www.reflexologiainfantil.org
Reiki para niños:
http://www.sanacionysalud.com/reiki_ninos.htm
Si tenéis dudas sobre qué vacunas poner, yo os aconsejo consultar el excelente libro de Carlos González “En defensa de las vacunas”. Considero que el vacunar o no vacunar debería ser una decisión informada, aconsejo buscar información en internet, contrastarla y tomar una decisión basándose en las pruebas, no en las opiniones.
Mi mail, para las dudas que os puedan surgir: nienna.grey@gmail.com