Salud: Teresa Escudero contesta.
Este mes pasado recibimos preguntas dirigidas a nuestra profesional de la salud Teresa Escudero. Estamos encantado de la demanda que tiene este servicio y, que con el consejo de los profesionales podáis resolver vuestras dudas.
Buenos días Teresa, mi nombre es Clara, y estoy preocupada por mi bebe, tiene 6 meses y desde hace unos días no puede respirar bien por la cantidad de mocos que tiene. De momento son blancos, y soy un poco reacia a darle medicación. ¿qué podría hacer para que desaparezcan esos mocos? Muchas gracias.
” Lo primero, Clara, felicitarte por ese “ser reacia” a dar medicación. Ninguna medicación es inocua, y cuanta menos medicación usemos, tanto con nosotros y mucho más con los niños, mejor. Los mocos son nuestros aliados, son la reacción de nuestro sistema inmunológico para detener a los virus y las bacterias en nariz y garganta, evitando que bajen al pecho y provoquen una bronquiolitis o neumonía, así que no hay que quitarlos a toda costa. Me cuentas que al peque le cuesta un poco respirar. Lo ideal es hacer lavados nasales con suero o agua de mar, ningún mucolítico ha demostrado ser más eficaz que el agua o el suero, ningún jarabe sirve para que desaparezcan los mocos (como hemos dicho… mejor que no desaparezcan, son nuestra primera barrera de defensa!!!). También pueden ayudar los vahos, en un niño de 6 meses lo más fácil es abrir el grifo de agua caliente del baño, cerrar puertas y ventanas y hacer como “baño turco”. Si los mocos provocan ataques de tos, si la tos impide dormir o comer, y si aparece fiebre (temperatura por encima de 38ºC), debes llevar a tu peque al pediatra para revisarlo. ¡Un saludo!”
Hola Teresa, mi nombre es Jesús, soy padre soltero tengo un hijo de 3 años, Mark. La semana pasada se puso malísimo, estaba resfriado y le subió la fiebre a 39º, no sabía cómo bajarle la fiebre y me agobié tanto que acabé llamando a su madre para que lo cuidase ella. Me gustaría que me indicarás que cosas puedo hacer para bajarle la temperatura y sea yo quién controle la situación sin tener que recurrir a nadie. Gracias.
“Estimado Jesús, me haces la pregunta del millón. La “fiebrefobia” que hay en este país es generalizada, y me temo que los sanitarios hemos hecho mucho para provocarla. El miedo a que al niño le pase algo, y sobre todo el miedo a la convulsión febril, provocan muchas visitas a urgencias que no son necesarias. La fiebre es un síntoma de que el cuerpo tiene una infección, pero en los niños la mayoría de las infecciones son virales, y la mayoría de fiebres bajan solas… si les damos tiempo. La fiebre hace dos trabajos: Primero, activa nuestro sistema inmunológico, nuestras células de defensa son más eficaces cuanto más alta es la temperatura. Segundo, inactiva los procesos de crecimiento de bacterias y virus, a 38.5 ºC, la mayoría de las bacterias que provocan problemas al ser humano, disminuyen su tasa de crecimiento. A 39ºC disminuye la tasa de crecimiento de la mayoría de los virus. Así pues, lo primero es considerar la fiebre como una buena amiga, que estimula nuestras defensas y nos ayuda a mejorar. Lo segundo, saber que la convulsión febril es algo muy raro, no pasa del 5% de la población (es decir, de 100 niños con fiebre, menos de 5 van a hacer una convulsión febril). Además la convulsión se produce en general en la subida de la fiebre, y en la bajada, sobre todo si es brusca (por eso se desaconseja bañar a los niños cuando tienen fiebre, si les bajamos la temperatura demasiado rápido, les podemos provocar nosotros la convulsión). Prácticamente no hay convulsiones febriles en una fiebre alta mantenida.
¿Qué hacemos, entonces si nuestro hijo tiene fiebre? Lo primero, lo desnudamos a él y nos desnudamos nosotros, y nos acostamos piel con piel en un sofá o en la cama, ya que la temperatura de nuestro cuerpo le ayuda a equilibrar la temperatura del suyo. Le damos agua, o mejor aún zumos, y si todavía mama, lo mejor es ponerlo al pecho.
Y ESPERAMOS. Lo ideal es que el cuerpo gestione la temperatura, la fiebre tiene un ritmo circadiano, sube y baja igual que la temperatura corporal. Si nos agobiamos mucho, podemos dar un antipirético (paracetamol ), a las dosis adecuadas según edad y peso. Lo ideal es usar el antipirético lo menos posible, y usar solamente uno. Ni las combinaciones de dos antipiréticos cada 4 horas, ni las “medias dosis” de uno cada 5 horas han demostrado servir para nada. El antipirético a dosis plenas se puede repetir cada 6 horas, pero de hecho si podemos evitarlo, lo ideal es no dar antipirético y dejar que la fiebre siga su curso. Hay diversos estudios que han demostrado que, aunque los antipiréticos bajan la fiebre, aumentan los días que se tiene fiebre, es decir, que los niños en lugar de tener dos días de 39ºC, tienen cuatro días de 38.5ºC… lo cual no tiene mucho sentido…
Así que, en resumen, cuando nuestro hijo tiene fiebre:
1º: Desnudamos y ponemos piel con piel.
2º: Hidratamos (con agua, zumos, o leche materna)
3º: Nos relajamos y esperamos, si el niño tiene muy mal estado general, podemos probar con un antipirético.
¿Cuándo acudimos a urgencias? Si la fiebre está por encima de 40ºC, si la fiebre dura más de 48h, o si el estado general del niño es malo y no mejora con un antipirético.
Sé que tu pregunta habrá sido útil no sólo para ti, Jesús, sino para muchos otros. ¡Un saludo!”
Hola teresa, me llamo Sofía soy madrileña, me gustaría saber qué puedo hacer para reforzar las defensas de mi hija. Esta ola de frío me preocupa, es propensa a coger resfriados y me gustaría darle algo, lo más natural posible, para que sus defensas estén más fuertes. Muchas gracias por tu tiempo.
“Verás, Sofía, realmente no hay un estudio científico que haya demostrado “reforzar las defensas”, ni en niños ni en adultos. Se habló durante mucho tiempo de la vitamina C, pero las últimas revisiones también han demostrado que no sirve realmente, o por lo menos no lo hemos podido demostrar. Tendría que saber la edad de tu hija para aconsejarte más adecuadamente, pero te cuento cosas que ayudan a nuestras defensas siempre:
– Control del estrés: Lo peor para nuestras defensas es el estrés. Nuestro sistema inmunológico es muy sensible a la falta de sueño, al exceso de trabajo, al estrés emocional… Muchos niños hoy en día están estresados por los deberes, por problemas en el colegio, por un exceso de actividades extraescolares… controlar eso, disminuir o evitar por completo los deberes (para mi gusto deberían abolirse), dejar exclusivamente las actividades que le gustan al niño, potenciar el juego libre… todo esto ayuda a sus defensas mucho más que cualquier medicamento.
– Contacto y cariño: Los niños necesitan contacto, necesitan caricias, masajes, besos, porteo… Más cuanto más pequeños son, pero los grandes también. Está demostrado que cuanto más contacto piel con piel recibe el niño pequeño, mejor está su sistema inmunológico, más resistente es a las infecciones, y mejor responde a las mismas. Una manera estupenda de promover el contacto es la reflexología podal infantil. Tampoco tengo estudios científicos que demuestren su utilidad, pero en mi experiencia me ha resultado útil tanto en el auto tratamiento como en el tratamiento de niños con diversas patologías (estreñimiento, bronquiolitis, catarros…).
– Alimentación adecuada: Una alimentación rica en frutas y verduras (vamos, rica en vitaminas), disminuyendo la cantidad de proteínas animales (lácteos y carnes) y aumentando la cantidad de proteínas vegetales (legumbres), es lo ideal para que nuestro cuerpo esté preparado para afrontar cualquier infección. Supongo que sorprende lo de los lácteos (¿el Actimel no ayudaba a las defensas? Pues no, de hecho hace años que esa publicidad está prohibida en Europa por engañosa, en Francia hasta ganaron un pleito… pero aquí igual hay algún ministro al que la empresa ha “untado” para seguir poniendo esos anuncios falsos y sin ninguna base científica). El caso es que sabemos que los lácteos, sobre todo los de leche de vaca, provocan una reacción inmunológica a nivel intestinal, que puede provocar una irritación generalizada de mucosas. Así, los lácteos más aconsejables (menos dañinos) son los de cabra u oveja, con unas proteínas más parecidas a las humanas. También es aconsejable comer lácteos fermentados, como yogur o kéfir, en lugar de leche sin fermentar. En la alimentación deberemos evitar en lo posible los azúcares refinados, que tampoco ayudan en nada a nuestras defensas.
– Suplementos: Como he dicho, ninguno ha demostrado ser 100% útil, pero en mi experiencia a mí me han ido bien el propóleo y la equinácea (no se debe dar una dosis plena en niños menores de 4 años). Hay jarabes para niños que los contienen y algunas madres me han dicho que les ha ido bien… pero como te digo, no tengo ningún estudio que demuestre su eficacia real. ¡un saludo!”
Muchas gracias Teresa, y gracias a vosotros por escribirnos.
Ya sabéis que si queréis contactarnos sólo tenéis que escribir a hola@froggies.es 😉