Un renacuajo viene en camino…
Sé que mi instinto maternal se desarrolló hace mucho tiempo, llevo queriendo ser madre desde hace muchos años, y lo seré este año.
Recuerdo que no había nada que desease más. Vivo rodeada de niños, me crié con unos padres que les encantaba jugar y divertirse con sus hijos. Un padre que hace reír a cualquier niño que se cruza ante él. Disfruto de mi niña interna, y ahora que llevo a mi bebé dentro creo que más aún.
“Cuando el aprendiz está listo, aparece el maestro”.
Una frase que oí y en ese momento no entendí, cualquiera podía ser padre o madre,¿no? ¿Porqué esperar? … Ahora veo la razón que tiene. Que más da si un bebé viene con un pan debajo del brazo o si viene en cigüeña, lo que sé, es que trae lecciones que aprender, de las que no se dan en los colegios, de las que no se aprenden en la calle; sino simplemente lecciones de vida.
A pesar de mi inexperiencia en el mundo mamá-bebé, desde que siento vida dentro de mí, descubro algo nuevo de mí, aprendo a escuchar a mi cuerpo, y a disfrutar de cosas que antes se escapaban a mis ojos. Sé que hay otras formas de aprender que no son las normales, imposible explicarlo. Te sientes distinta, llena; y aunque los estados de ánimo cambian por minutos, lo que sientes es maravilloso.
No todo va a ser estupendo, esta joven segura de querer ser madre, luchadora, con una ruda coraza que luce de vez en cuando, también siente amor-temor (como yo lo he definido). Maravillada por ver crecer su tripa, enamorada por esa pequeña personita que crece dentro de ella, pero a la vez asustada y temerosa por lo que queda por venir.
Pero si de una cosa estoy segura, es que estoy orgullosa de ser la mamá de mi bebé, pero aún más orgullosa de que él sea mi bebé y me haya escogido para ser su mamá.