Castillos de cartón
Hace mucho tiempo, cuando el plástico dejó de existir y la contaminación dejó paso a la vida sostenible, las casas se construían de hierro, metales y pocas ventanas.
Menos mal que aquella vida de consumo desorbitado, de gritos y de no mirar a los ojos quedó atrás y dio paso al juego y la diversión. Dio paso a esta época en la que una caja de cartón se convierte en un avión, en un supermercado, una cocinita, un frutero, un marcapáginas, un sofá o hasta un enorme castillo donde recibir visitas de reyes, reinas, príncipes, princesas y muchos pero que muchos dragones.
Menos mal que vivimos en un momento donde la creatividad y la imaginación son nuestros compañeros diarios y nuestras cortas jornadas de trabajo nos permiten pasar tiempo con nuestros hijos y amigos. Jugar con ellos día y noche y crear nuevas aventuras en torno a los materiales que nos encontramos en nuestro día a día.
Menos mal que todo es juego y hasta los pequeños conflictos del día a día los resolvemos jugando, moviéndonos, riendo y mirándonos a los ojos. Traspasando nuestras almas para poder conectarlas, que bailen juntas al mismo ritmo que el sonido del corazón de la Tierra.
Porque tu castillo, tu familia, tu vida y tu hogar deberían ser escritas en cartón y diseñadas bajo la magia de tu propia ilusión.
Escrito por Cristina Saraldi