Por qué trato a mis hijos como seres únicos y exclusivos
Cuando estaba embarazada de Kian, me preguntaba si sería capaz de quererle tanto como a Cloe. Me daba miedo no ser capaz. Tenía miedo de que mi amor estuviera agotado y no pudiera quererle igual.
Mi primera maternidad me dio un cambio muy grande en todos los niveles. La sensibilidad se multiplicó por mil y el amor incondicional llegó a mi vida. Cloe fue un motor muy grande de transformación para mí como persona. Y sólo pensar en que llegaría otra persona no me hacía ser capaz de sentir que ese amor tan grande fuera el mismo. No sé cómo explicarlo con más palabras. Simplemente tenía miedo a no quererle igual.
Y llegó Kian, y se duplicó el amor. Y no sólo se duplicó sino que la vida me ofreció otro ser con una sensibilidad única, con una tranquilidad que no había vivido antes y con una personalidad totalmente opuesta a su hermana.
¿Que si le quiero igual? No, no le quiero igual que a Cloe. Nunca les querré igual. A los dos les quiero infinito pero a los dos muy diferente. Porque ellos son diferentes y yo tampoco soy la misma madre para ambos.
¿Y por qué creo que no soy la misma madre? Porque cuando Cloe nació, mi mundo maternal despertó. Era un mundo nuevo y yo era una persona.
Cuando Kian nació, yo ya era madre, pero ser bimadre era nuevo para mí. Y yo era otra persona… Y en esta rueda podría alargarme mucho. Es decir, que conforme ambos crecen, yo crezco con ellos, aprendiendo de ellos y de su personalidad única, reinventándome y adaptándome, sin olvidarme de que yo también tengo mis necesidades. Y no sólo personales, sino también profesionales. Para ambos soy distinta y para ambos soy su madre.
Porque ambos son únicos y no quiero educarles igual. Porque cada uno necesita cosas diferentes. Y en ese descubrirles, yo me reinvento y me adapto.
Ellos no son iguales. Ni yo con ellos.
Sí que muchos me diréis que soy la misma persona. Sí, de eso no hay duda. Sin embargo, quiero estar a la altura para cada uno de ellos. Quiero que me encuentren cada vez que me necesiten. Y quiero que dejen de necesitarme cuando estén preparados para ello. En cada experiencia, en cada situación.
Porque ellos no me necesitan por igual. Ellos me necesitan de otra manera. Y no sólo como personas diferentes que son, sino también como experiencias diferentes que viven… Y como personas que a mí me tratan diferente también y me conectan con unas u otras experiencias vividas o por vivir.
Creo firmemente que como acompañantes de niños debemos tener nuestros propios mantras o frases que reciban. Da igual si eres madre, padre, tío o abuela. Da igual tu papel con ellos. Lo importante es que tengan la suerte de expresarse, de ser ellos mismos y de que el adulto al que le toque acompañarles en cada momento, pueda estar a la altura de las necesidades del niño, que muchas veces chocan directamente con las herramientas del adulto. ¡Ay qué interesante es todo esto! Y qué difícil a menudo.
Un niño sostenido, cuyas emociones estén acompañadas y validadas, no juzgado y escuchado sólo puede ser un agente más de transformación en este mundo de locos que vivimos.
Un mundo donde la empatía, el respeto y la escucha brillan a menudo por su ausencia. Un mundo capaz de hacerte sentir grande o pequeño. Y yo quiero hacerles sentir grandes. Por eso, mis mantras me acompañan. Y el más importante es decirles lo orgullosa que estoy de ser su madre, y de que ellos sean mis hijos. Así, diariamente, a cada uno y por separado.
Porque me parece muy importante no compararles, no etiquetarles, no juzgarles y sobre todo regalarnos ratitos juntos y separados. Y repetirles a menudo que son únicos, irrepetibles y exclusivos. Y que ellos así, con sus únicas características, me regalaron una nueva vida, que aunque sea complicada, la satisfacción y el amor superan con creces mis expectativas.
Una vez más, hijos míos, gracias por elegirme.
Porque esta frase se la repito a menudo. ¿Cuál es tu frase o mantra para tus hijos?
Tag:amor, bimadre, diferentes, necesidades
Why I treat my children as unique and exclusive beings.
When I was pregnant with Kian, I use to wonder if I would be able to love him as much as I love Cloe. I was afraid of not being able to. I was afraid that my love was exhausted, and I could not love him equally.
My first maternity brought me a very great change at all levels. The sensitivity was multiplied by thousands, and unconditional love came to my life. Cloe was a huge transformation engine for me as a person. And thinking that another person would come, I just wasn’t able to think that I would feel that big love at the same level. I don’t know how to explain it with more words. I simply was afraid to not love him equally.
And Kian arrived, and doubled the love. And not only doubled but life offered me another being with a unique sensibility, with a calmness that I had not lived before, and with a personality completely opposite to his sister.
Do I love them equally? No, I don’t love him as I love Cloe. I’ll never want love them equally. I love them both infinite but in a very different way. Because they are different and I’m not the same mother to both of them.
And why do I think that I am not the same mother? Because when Cloe was born, my maternal world woke up. It was a new world and I was a person.
When Kian was born, I was already a mother, but being a bi-mother was new to me. And I was another person… And on this I could lengthen me much. That is to say, that as both grow, I grow with them, learning from them and their unique personality, re-inventing and adapting myself, without forgetting that I also have my needs. And not only personal, but also professional. For both I am different and for both I am their mother.
Because both are unique, and I don’t want to educate them equally. Because everyone has different needs. And discovering them, I re-invent and adapt myself.
They are not equal. Nor I with them.
Many of you will tell me I am the same person. Yes, of that there is no doubt. However, I want to live up to both of them. I want them to find whenever they need me. And I want them to stop needing me when they are ready. In every experience, in every situation.
Because they don’t need me equally. They need me in a different way. And not only as different people they are, but also as the different experiences that they live. And as people who also treat me differently and connect me with diverse experiences they have lived or are about to live.
I firmly believe that as children’s companions we should have our own mantras or phrases that they receive. It doesn’t matter if you are a mother, father, uncle or grandmother. It doesn’t matter your role with them. The important thing is that they are lucky enough to express themselves, to be themselves and that the adult who is to accompany them at all times can meet the child’s needs, which often clash directly with the adult’s tools. Oh, this is really interesting! And how difficult it is often.
A sustained child, whose emotions are accompanied and validated, not judged and listened to can only be one more agent of transformation in this crazy world we live in.
A world where empathy, respect and listening are often conspicuous by their absence. A world that can make you feel big or small. And I want to make them feel great. For this reason, my mantras accompany me. And the most important is to tell them how proud I am to be their mother, and that they are my children. Thus, daily, to each and every one and separately.
Because I think it is very important not to compare them, not label them, not to judge them and, above all, give us moments together and separate. And to repeat often that they are unique, unrepeatable and exclusive. And that they, this way, with their unique characteristics, gave me a new life, which although complicated, the satisfaction and love far exceed my expectations.
Once again, my children, thank you for choosing me.
Because this phrase I repeat it often. What is your phrase or mantra for your children?
Tag:bimother, different needs, love