Mi experiencia con Snazaroo y mi lámpara mágica
Cuando doy cursos de formación siempre suelo contar esta misma anécdota.
Antes de convertirme en madre, si tuviera una lámpara mágica, pediría 2 deseos: pintar y cantar.
Desde que monté Froggies y comencé a maquillar con pincel las caritas, descubrí que el cuerpo es uno de los lienzos en los que me siento cómoda. No soy ninguna experta a tope, sin embargo me desquité ese deseo pintando caritas y tripitas jugando con colores.
Desde que nació Cloe comencé a componerle canciones mientras tomaba teta ya que si no, me dormía. Y desde entonces mi vida ha ido convirtiéndose en un musical, desde el desayuno, a cualquier conflicto o momento divertido. La música nos acompaña en diálogos, en experiencias y en canciones que se han convertido en nuestras.
Así que puedo decir que si tuviera una lámpara mágica ya no pediría esos 2 deseos… Ahora no sé qué pediría. ¿Y tú? ¿Te has parado a pensarlo alguna vez?