No quiero ser princesa. Reflexionando sobre cuentos y género.
Siempre que tengo oportunidad, facilito talleres sobre literatura infantil a familias con hijas e hijos en su primera infancia, hablar de literatura es hablar de comunicación, es hablar de educación y crianza.
Cristina Saraldi, fundadora de esta charca, me escribió para preguntarme si conocía cuentos que hablaran sobre igualdad de género y a partir de ahí charlamos, reflexionamos y hoy quiero compartir.
En este tipo de pregunta hay dos cuestiones importantes:
- El uso de la literatura infantil
- La educación feminista en la actualidad
Mucho antes de los textos escritos ya se contaban cuentos a las niñas, cuentos que siempre tenían un fin moralizante, una enseñanza de acuerdo a la norma social.
Después se comienzan a escribir relatos cortos dirigidos a público infantil, se utilizan las fábulas, por ejemplo, que muestran animales con actitudes humanas para dar lecciones de moral.
O recopilando la tradición oral, rimas, canciones y folklore de diferentes lugares, como hicieron los conocidos hermanos Grimm.
Por frívolas y extrañas que sean todas estas fábulas es sus aventuras, no hay duda de que excitan en los niños el deseo de parecerse a los que ven llegar a ser felices, y al mismo tiempo el miedo a las desgracias en que cayeron los malos en su maldad.
Ch. Perrault, prólogo a Cuentos en Verso, 1697
El propio Perrault afirmaba, en el prólogo de “Los cuentos de mamá Oca” , que todos los cuentos tienen moraleja que se va descubriendo según la madurez del lector.
Así hace tiempo que sabemos bien que los libros por los que la infancia muestra verdadero interés y por lo tanto ejercen mayor influencia, son las historias que no atan al lector a un dogma, como decía Stevenson, sino que le dejan ser el mismo y sacar sus propias conclusiones.
Historias contadas que permiten la conversación entre el autor y el lector y si en algún momento llegan a ser lecturas compartidas, bien podemos tener una enriquecedora conversación a tres.
Sin embargo en los últimos años existe una pretensión generalizada de utilizar la literatura como herramienta de adoctrinamiento. Un hecho que me resulta contradictorio ya que esta intención nace sobre todo de la preocupación de los adultos de poder ofrecer a la infancia herramientas que a nosotros no nos fueron facilitadas.
Comenzamos a hablar de inteligencias múltiples, de educación emocional, queremos que nuestros hijos y nuestras hijas tengan claros nuestros valores culturales.
Y en la búsqueda de criar seres que crezcan libres, con criterio propio, respetados, nos encontramos a nosotros mismos seleccionando lecturas que sean ejemplo de lo políticamente correcto y censurando aquellas que, desde nuestra visión adultocentrista, no son válidas porque podrían ser contrarias a nuestros objetivos como educadores.
La cuestión – insistió Alicia- es si se puede hacer que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes.
La cuestión – zanjó Humpty Dumpty – es saber quién es el que manda
Carrol, “Alicia a través del espejo”, 1872
Es muy probable que en este comienzo de visualización de una educación basada en el respeto a la infancia, estemos aún confundiendo términos porque estamos aprendiendo como acompañar el desarrollo natural de nuestros hijos y nuestras hijas queriendo que sean libres, pero no tenemos aún muy claro como conseguirlo puesto que nosotros no crecimos en libertad.
Siguiendo la tendencia preocupante de la que hablo, en la búsqueda de cuentos feminisitas nos encontramos con historias en las que se habla de princesas haciendo cosas que se suponen rompedoras, como tirarse pedos, ponerse botas o incluso escribir. O también con libros informativos en los que se trata de visibilizar a la mujer en la historia con biografías reducidísimas de personas con vidas increíbles.
Me atrae más bien poco que tengamos que sentirnos identificadas siempre con princesas o que tirarse pedos sea algo extraordinario. Me resulta de gran desconocimiento de los intereses de la infancia crear micro-biografías tan importantes para público de tan corta edad.
¿Se nos olvida para quién escribimos? ¿Tenemos en cuenta a la infancia o al adulto que compra el libro?
Me gustaría destacar que la literatura con personajes protagonistas femeninos ya comenzó en el siglo XVIII , con títulos dirigidos específicamente a niñas.
Que contamos con títulos atemporales de historias de niñas, que como comenta Ana Garralón en su libro “Historia portátil de la literatura infantil y juvenil”, son niñas valientes y activas, que no dudan en enfrentarse a lo sombrío estableciendo nuevas relaciones afectivas con sus tutores, fomentan una literatura del sentimiento basada en la aventura interior y cotidiana de sus protagonistas.
- Heidi (1980)
- Ana de las tejas verdes (1903)
- El jardín secreto (1911)
- Pollyana (1913)
- Celia, lo que dice (1933)
- Pippi Calzaslargas (1941)
Ahora podemos encontrar en las estanterías de bibliotecas y librerías gran cantidad de cuentos, deberíamos intentar dejar que nuestros hijos y nuestras hijas elijan los que le llamen la atención y perder el miedo al diálogo.
Pero si queremos regalar libros, si queremos ofrecer lecturas, además de los citados anteriormente, si tuviera que hacer una lista sobre literatura con personajes femeninos diría:
“Abuelita Opalina” De María Puncel, colección Barco de Vapor, editorial SM.
Una historia preciosa sobre la relación de los abuelos y los nietos contada por Isa, igual podría ser un chico o una chica, lo importante aquí son las abuelas de todos los hogares.
“Ernesto” de Lola Casas, editado por RBA Libros.
Ese León tan fiero que busca qué podría comer ese día, para pedírselo a su mujer, que será la que salga a cazar mientras él se queda con las crías.
“Las aventuras de Cecilia y el Dragón” de Lawrence Schimel y Sara Rojo Pérez.
Le podría pasar a un chico o a una chica, la ilusión de encontrarse con un Dragón, de verlo de cerca, de olerlo, de observarlo, no tiene género.
“La peluca de Luca” una historia de valientes.
Una preciosa historia que podría pasar en cualquier patio de colegio. Cualquiera puede llevar peluca.
“La familia C” de Pep Bruno y Mariona Cabassa, editado por Kalandraka.
O de cómo una familia se prepara para ir a ver el circo, me gustaría creer que para los lectores es un libro como todos aquellos que les hablan de rutinas y de cosas que se hacen en familia. Aunque en este libro el padre sea el que hace el desayuno y la madre la que sale corriendo a trabajar.
“El Libro Violeta” de Cristina Romero y Francis Marín, editado por Editorial OB STARE
Un cuento para celebrar la diversidad y una invitación a ser felices tal y como somos.
Y no sólo haría una lista para niñas y niños, los adultos tenemos mucho que leer también, necesitamos comprender para evolucionar, así que aquí dejo algunas
lecturas interesantes para adultos:
“ Konrad, o el niño que salió de una lata de conservas” de Christine Nöstlinger .
Una maravillosa crítica a la relación de la sociedad con la infancia, a la escuela y a la familia.
“Psicoanálisis de los cuentos de hadas” Bruno Bettelheim.
Para entender el significado simbólico de los cuentos de hadas, cuentos que muestran los problemas internos de los seres humanos y como enfrentarse a ellos.
“La bruja debe morir” Sheldon Cahsdan.
Donde se explica de que modo los cuentos de hadas influyen en los niños.
“Dale a tu criatura 100 posibilidades en lugar de 2” de varios autores, editado por Gato Sueco.
Donde el lector se encontrará con una gran variedad de situaciones rutinarias donde repetimos patrones y ofrecemos a nuestros hijos e hijas posibilidades cerradas. Un libro para poner una alarma en nuestro día a día.
Felices Lecturas Compartidas
Paloma Balandis
I don’t want to be a princess: reflecting on the stories of gender
There are people around me with whom I share much of my life, that I can keep long conversations and to be very much in agreement or very much in disagreement and keep loving each other.
One of these people is Cristina Saraldi, guilty of me being here today, talking in her pond.
With her I speak frequently about a variety of topics, many of them related to children and parenting. Of course, it cannot miss talks about stories and what we tell our daughters.
One day Cristina wrote me to ask if I knew of stories that talk about gender equality and from there on, we had one of those long conversations which made me reflect.
It might seem that we are living in the time in which we live in gender equality, but the truth is that I don’t think so.
I feel that the reality of gender is far from what I seek for my children. It seems that the stories of gender, is a story with “subtitle to address the gender”, costing us as a society to integrate realities more diverse, where the stories don’t revolve around the gender, and if we look at the variety of families, realities and reflections, more appropriate to the social diversity which we live.
Today, I am convinced by the idea that stories are a reflection of the societies, of their moments and their values. And I am even more convinced that reading is a conversations between author and reader. And also, that reading with our daughters is a three-way conversation.
I can continue reading beautiful stories to my daughters, because we can talk about the role of women and men in all of them.
Okay, we can continue telling stories full of everyday male chauvinism because the story is very good.
But as a way of compensation we could have stories that reflect another reality, right? Stories to look at.
And I am not referring to all the stories that speak of princesses doing things that are supposed to be ground-breaking, such as farting, put on boots or even write.
I’m rather not attracted to the fact that we always have to identify with princesses or that farting is something extraordinary.
When I think of what I would like, I think of stories of adventure, of intrigue, of fear, or laughter, stories that keep me attentive to the reading to know how to resolve the plot. Stories that can be played both by boys as by girls, both men and women, without gender or social diversity, are the protagonists.
Then they come to my mind readings from my childhood:
“Abuelita Opalina” by María Puncel, collectionn Barco de Vapor, editorial SM.
A beautiful story about the relationship of grandparents and grandchildren, told by Isa, I never knew if it was a boy or a girl, the writing and the drawings is always a cause for doubt.
“Pippi Longstocking” by Astrid Lindgren, edited again by Blackie Books.
I never asked myself how could Pippi do everything being a girl, I saw it perfectly possible, she had thousands of questions to resolve much more interesting than the gender.
Readings that I have been finding after, as:
“Ernesto” by Lola Casas, edited by RBA Libros.
Leo, so fierce, looking for what he could eat that day, so he can ask his wife, who will be the one to go out to hunt while he stays with the offspring.
“The adventures of Cecilia and the Dragon” by Lawrence Schimel and Sara Rojo Pérez.
It could happen to a guy or a girl, the illusion of being with a Dragon, seeing it, smell it, watch it, it has no gender.
“La peluca de Luca”, a story of brave people.
A beautiful story that could happen in any school playground. Anyone can wear a wig
“The C Family” by Pep Bruno and Mariona Cabassa, edited by Kalandraka.
Or how a family prepares to go to see the circus, I would like to believe that for readers it is a book like all those that talk about routines and things that are done in the family. But in this book the father is making breakfast and the mother who runs off to work.
“El Libro Violeta” by Cristina Romero and Francis Marín, edited by Editorial OB STARE
A story to celebrate the diversity and an invitation to be happy as we are.
These are the books that I think speak of gender equality, these are the stories that I like to read, that I love to tell.
For the number of books published per year, I don’t have many titles, honestly. Perhaps, we could all enlarge this list.
Thanks Cristina for putting me to think and thank you all those who read, I will love to read your comments.
Happy Readings.
Paloma Balandis