¿A veces no disfrutas jugando con tus hijos?
En todos los talleres que imparto sobre juego, suele ser común el no sentirnos capaces de jugar. De hecho, creo que es uno de los regalos que nos hace la maternidad o paternidad. Además de la culpa como nueva compañera, el no sentirnos capaces de jugar suele ser otra gran “aliada”.
Y esto ¿por qué nos pasa? Qué gran pregunta. Mi opinión es que esto nos sucede ya que tenemos esa mochila que separa el juego de todo lo demás…
Frases como “deja de jugar para ir a dormir” o “en la mesa no se juega” o “hay que lavarse los dientes que ya no es momento de juego”, sólo han incrementado la distancia entre el juego y la vida.
Porque parece que jugar es una actividad más, aislada de otras experiencias.
Es la herencia cultural que nos impide integrar el juego en cualquiera de nuestras rutinas y actividades diarias.
Sin embargo, cada vez es más evidente y así lo avalan poco a poco la evolución y la neurociencia, sin emoción no hay aprendizaje. Y el juego es la manera que tenemos de descubrir el mundo. Y no sólo los niños, sino también nosotros, los adultos.
Se dice que es en torno a los 11 años que dejamos de jugar y como dice Bernard Shaw, “no dejamos de jugar porque envejecemos. Envejecemos porque dejamos de jugar”. Así que toca encontrar el botón de juego en nuestro cuerpo, llevarlo siempre en ON y disfrutar jugando, no sólo con los niños, sino también entre nosotros, esos seres llamados adultos.
Porque el juego es vida y la vida juego… ¿O era sueño?
Qué más da, si lo importante es disfrutar. Despiertos o dormidos, jugar es la solución a muchos de nuestros problemas.
Así que no hagamos un problema más con el juego y aprendamos a jugar. Que jugar no sólo es proponer, guiar, dirigir. Que jugar es observar, decir que no y escuchar. Porque nuestros hijos o niños que acompañamos, son juego y a veces, si nosotros no nos encontramos cómodos en ese juego, podemos observar y trabajar nuestra frustración.
Frustración no sólo por no querer jugar con ellos en algún momento dado, sino porque ellos no quieran jugar con nosotros. Y “peor aún”, que propongamos alguna actividad y sean los niños quienes no quieran hacerla. Porque igual nos hemos currado una propuesta durante días y nos dicen que no… ¿les dejamos vivir en ese no o les forzamos a participar? Quizás estamos ante una propuesta que nos ha llevado esfuerzo, no sólo de búsqueda, sino también económico y de tiempo. Una propuesta super instagrameable, ideal para compartir, para enseñar y para explicar…
Ahora va y los niños no quieren…
Gran aprendizaje, ¡sí! Frustración, dolor, tristeza… ¿Y qué pasaría si nos entregamos a ese no conectando con los niños? ¿Y si les escuchamos y vemos qué nos quieren decir? Igual sólo entregándonos ese día a su necesidad, o unos minutos o incluso varios días, llega un momento donde nuestra propuesta cobra más sentido y se completa con otra experiencia conjunta con nuestros niños.
Porque el juego hace posible lo imposible, y somos nosotros los adultos los que más problemas tenemos a la hora de jugar.
Disfruta jugando. Disfruta observando. Disfruta dejándote llevar.
No juzgues, sólo observa.
Explórate y explora.
Y lo más importante, estate aquí y ahora… Y confía en que tú sabes jugar.
Si dudas de tu capacidad de jugar, el día 6 de marzo comenzamos el taller Juegos de Andar por Casa, de 0 a 4 años. Te acompañaremos durante 10 días proponiéndote retos y recursos cada día para hacer en casa. Una oportunidad para acompañar a tu pequeño acompañando también tu frustración.
https://www.youtube.com/watch?v=hbX61Ll_e-g
Porque habrá días que no puedas jugar, y otros que no quieran tus niños. Lo que habrá seguro es mucho amor y diversión porque el juego eso es: descubrimiento y conexión.
Sólo te diría, deja de culparte, deja de preparar y organizar. Déjate llevar y seguro que disfrutarás aún más jugando.
¿Nos vemos el día 6? ¡Allí te espero!
#JugandoConFroggies
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