Septiembre, extraescolares y rutinas

Vuelve septiembre y con él las extraescolares y las rutinas.

Yo hoy quiero invitar a la reflexión acerca de cómo acompañamos a la infancia en nuevas actividades. Porque para ellos es un curso nuevo, a menudo gente nueva y que muy probablemente, la actividad que haga no sea elegida por él o por ella, sino que sea una respuesta a una necesidad adulta. extraescolares

El otro día viví una experiencia negativa cuando no permitían que Kian fuera a un taller de robótica acompañado por otra persona. Un niño de 3 años en un taller a solas con desconocidos, no es lo mejor para esta persona. Para que desarrolle su creatividad, para que se sienta conectado, para que juegue libremente y para que esté en esa sesión a gusto y en paz. Son pocos los niños de 3 años que lo logran. Y los que lo logran, ¿por qué será?

No. No nos engañemos. Si para ti que un niño de 3, 4, 5 o incluso más años debe estar solo sí o sí en una primera sesión de alguna extraescolar, desconoces las necesidades básicas de la infancia. Si no lo permites, limitas mucho… ¿Y eso es lo que queremos? Volverán a ti desde la libertad en una próxima sesión.

He visto profesores y entrenadores gritando, amenazando y haciendo sentir mal a los niños. Y por otro lado, personas que saben que para que un niño disfrute, necesita a su adulto referente al menos un ratito en la sesión, a modo de adaptación.

¿No será más importante que la sensación de los niños sea de disfrute y que tú revises tu frustración? Quizás esto sea una oportunidad más para llevar a cabo una revisión de nuestros automáticos, para mejorar y para conectar con la infancia desde otro lugar.

Porque sí, porque creo mucho en nuestra responsabilidad para ofrecer al mundo personas adultas comprometidas con el planeta, con las personas y con el respeto. Y pasa por que se sientan respetadas, escuchadas y tenidas en cuenta. Aquí, allá y más allá.

Gracias por leerme y me encantará conocer tu opinión.