5 formas de acompañar a los peques con amor

Pocos pueden dudar que los niños y niñas sienten y manifiestan su afecto de forma diferente a los adultos y que cada uno es distinto. El otro día vi una charla TED de Bei de Tigriteando que me hizo reflexionar sobre este tema. acompañar con amor

¿Somos conscientes de cómo acompañamos a los niños en la infancia?

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Ese vídeo me hizo pensar sobre la cantidad de comportamientos que tenemos adquiridos con los peques de los que no somos conscientes, y en qué medida esto nos afecta para acompañarlos en libertad.

Por ello y gracias a la inspiración de Bei escribo este post para ayudarnos a romper con la diferencia adulto-niño y acompañar a los peques con amor.

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5 formas de acompañar a los peques con amor.

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1. Estar atentos a sus requerimientos.

Una de las claves es reconocer y atender sus necesidades, que nos noten disponibles para contarnos y pedirnos cualquier cosa (aunque luego haya que negarnos alguna que otra vez;)).

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2. Centrarnos en acompañarlos.

Lo importante es acompañarlos, no somos quién para definir qué es correcto o incorrecto. No se trata de que los niños sean correctos, sino de que sean ellos mismos.

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3. Buscar la consonancia entre lo que decimos y cómo lo decimos.

Si le estamos diciendo a un niño “tranquilizate” mientras lo zarandeamos o gritándole “deja de chillar” le estamos diciendo una cosa y transmitiendole otra muy diferente. Tratemos de buscar la consonancia entre nuestras palabras y nuestros actos.

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4. Explicarles cómo nos sentimos.
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Muchas veces pensamos que los hijos no entienden como nos sentimos, como si ellos nunca estuvieran tristes o cansados. Para esto a mi me suele servir ponerles un ejemplo: “¿Te acuerdas cuando se te rompio la pelota y te sentías así? Hoy me siento yo de esa forma”. Lo pillan a la primera;).
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5. Incluirlos en “las cosas de adultos”.

A nosotros no nos gusta que nos excluyan de un grupo o nos infravaloren, a ellos tampoco. Debemos intentar hacer partícipes a los peques en la medida de lo posible en las actividades de la vida cotidiana. Incluirlos les hace sentirse valorados y queridos.

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Y una última de regalo: acompañarlos sin estrés.

Amar a los niños es relajado (casi siempre). Solo se trata de escuchar lo que piden para ofrecerles exactamente eso siempre que se pueda;). Debemos hacer un esfuerzo además en no trasladarles nuestro estrés a ellos para que todo esté en armonía.

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Porque como dijo Francesco Tonuchi “tenemos que hacer que nuestros niños tengan algo que contar” y si nosotros contamos con ellos, cuenta doble.

 

Además te dejamos un post con 10 trucos para dirigirte a los niños con respeto.

 

#PorUnMundoMasFroggies